sábado, 11 de enero de 2014

Negocios: una cuestión de imagen


Todos hemos oído alguna vez que "la imagen lo es todo" pero... ¿cuántos de nosotros le prestamos atención? Con las relajadas tendencias vigentes...¿nos presentamos ante los demás bajo la luz más favorable?

Personalmente, creo que la primera impresión que produzco es la más duradera. Ya sea que lo haga por teléfono o frente a alguien, deseo presentarme bajo la mejor luz posible. Pero al parecer, este es un pensamiento de la "vieja escuela": hoy, muchos jóvenes trabajadores se quejan de cuán "pasados de moda" pueden ser los jefes, en función de la manera en que visten, las políticas que implementan y las formas en que conducen el negocio...

No estoy abogando por un "retorno a la edad media". Comprendo que las compañías deben responder a su época; pero las estructuras básicas y los cimientos sobre los que construimos nuestros negocios (imagen, cortesía, ética, el servicio al cliente, etc...) continúan siendo correctos y son los pilares que sustentan un negocio exitoso, lo hagamos o no desde casa.

Lamentablemente, debemos reconocer que muchas personas que trabajan desde su hogar han asumido la "mentalidad del pijama" y la han trasladado a todas sus prácticas de negocios... He llamado a empresas que tenían contestadores telefónicos con mensajes graciosos, o con música estridente. Otras donde el teléfono era contestado por niños, o hablábamos con el ruido del televisor -o de la radio- de fondo. Nada que me inspirara demasiada confianza, para hacer negocios con ellas...

Y no se trata de criticar a quienes trabajan desde sus casas, nada de eso: fue una llamada a un "comercio regular" la que inspiró este artículo. Cuando hablé con su propietaria, no conocía la manera en que funcionaba un producto que ofrecía, ni el costo final del mismo. ¡Vaya! Es su propio negocio y no conoce esto... (¡Adivinen con quién no haré negocios!). No digo que usted deba ser un experto en todo, pero al menos debe conocer lo básico y -sobre todo- contratar a un experto en esa área que ayude a su cliente. Es increíble que responda "eeeeeeeeeeeee... realmente no tengo la menor idea". No es algo que deje la mejor impresión de usted, o de su negocio. Existen también oficinas corporativas que se asemejan más a una casa de juegos que a una compañía... y eso tampoco inspira ninguna confianza.

En definitiva, el propósito de este artículo no es criticar las empresas que funcionan desde el hogar, sino recordarnos que, la manera en que nos presentamos, es de crucial importancia para la confianza que los demás puedan tener en nuestro negocio.

Cuando conteste el teléfono, hágalo de una manera "profesional". Cuando deba encontrarse con alguien, por más que usted trabaje desde su hogar, vístase para esa reunión y no de manera "informal". Si usted recibe a clientes, asegúrese de estar presentable y de tener su "set de identidad" (tarjetas personales, papeles con membrete y folletos) realizado con calidad y de "pulir" cuidadosamente cada comunicación que salga de su oficina.

Su primera impresión, ya sea frente a frente, por teléfono o por correspondencia es muy duradera. Haga que sea buena y -si los trata correctamente- tendrá clientes "de por vida", aunque esto suene un poco pasado de moda.

Como en todo, existen excepciones. Por ejemplo, muchas veces como en restaurantes excelentes y que -por su estado y ubicación- no "inspirarían mi confianza". Afortunadamente, no podemos juzgar a todos los libros por sus tapas... sólo a la mayoría.

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