¿Cuántas veces has pasado frente a un local de comida y te sientes atraído y no piensas en otra cosa sino en consumir lo que hay dentro del lugar? De eso se trata el marketing olfativo.
Se trata de una herramienta que apela a las emociones y los recuerdos para crear o hacer más grande el engagement de los consumidores con tu marca.
El ejemplo más inmediato de este tipo de
asociación mental es el olor a coco de los bronceadores y protectores solares,
que se conecta en el cerebro con la imagen de unas vacaciones en la playa. El cerebro procesa las percepciones olfativas
en el sistema límbico que controla las emociones, el comportamiento y el
almacenamiento de la memoria.
Es este campo del marketing emocional que
arroja una oportunidad para los creativos, de relacionar un concepto con un
aroma y provocar una reacción en el consumidor, especialmente en estos tiempos
digitales, donde la memoria visual se debilita cada vez más, gracias a la
inmediatez de Google. En cambio, al estar frente a un olor, el
consumidor se deja guiar atraído por uno de los sentidos más primitivos: el
olfato.
El marketing olfativo es una forma de seducir,
de mejorar la imagen de una marca, de orientar al consumidor para que se decida
por nuestro producto o servicio, de crear una nueva sensación, que al final
redituará en más ventas.
Fuente: altonivel.com.mx
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